El síndrome de Hubris y la intoxicación por el poder.
En este excelente libro, David Owen hace un análisis de
algunas de las decisiones tomadas por grandes líderes haciendo notar su falta
de capacidad para escuchar las opiniones de los demás. En portada se presenta a
Busch y Blair como ejemplos de líderes de países importantes que han tomado
pésimas decisiones en contra de las opiniones de su gabinete, consejeros o
expertos en diversos temas.
En un artículo de la revista EMO, se analiza la decisión de
invadir Iraq:
“Madrid, 18.04.2008. ¿Por qué decidió el trío de las Azores -Aznar, Bush y Blair- invadir
Iraq con toda la ciudadanía e incluso miembros de sus propios gabinetes en
contra? ¿Por qué perdieron el contacto con la realidad y no escucharon a la
opinión pública? El ex político británico y neurólogo David Owen cree que parte
de la culpa fue del síndrome Hubris, un trastorno común entre los gobernantes
que llevan tiempo en el poder.”
La comunidad médica no se pone de acuerdo acerca de la
naturaleza de este comportamiento: algunos opinan que se trata de una patología
que requiere tratamiento pero oros expertos no están de acuerdo.
¿Cuáles son los síntomas de este síndrome?
"Una persona más o menos normal se mete en
política y de repente alcanza el poder o un cargo importante. Internamente
tiene un principio de duda sobre si realmente tiene capacidad para ello. Pero pronto surge la legión de incondicionales que le felicitan y
reconocen su valía. Poco a poco, la primera duda sobre su capacidad
se transforma y empieza a pensar que está ahí por méritos propios. Todo el mundo quiere saludarle, hablar con él,
recibe halagos de belleza, inteligencia... y hasta liga".
Esta es sólo una primera fase. Pronto se da un
paso más "en el que ya no se le dice lo que hace bien, sino que menos mal que
estaba allí para solucionarlo y es entonces cuando se entra en la ideación megalomaniaca, cuyos síntomas son la
infalibilidad y el creerse insustituible". Para el
doctor Franco, es entonces cuando los políticos "comienzan a realizar
planes estratégicos para 20 años como si ellos fueran a estar todo ese tiempo,
a hacer obras faraónicas o a dar conferencias de un tema que desconocen".
Cualquier
persona que critique o cuestione sus decisiones se convierte, automáticamente,
en su enemigo, y buscará cualquier medio lícito o ilícito para causarle daño;
ya no importa si la crítica fue válida o no, lo que importa es tomar venganza
de “su enemigo”. Dependiendo del nivel de odio que se haya despertado, la
venganza puede ir desde una reclamación violenta o agresión física, utilización
del rumor para difamarlo, tratar de perjudicarle profesionalmente con los
medios que tenga a su alcance como negar un ascenso o reconocimiento, impedir
que reciba capacitación y cualquier oportunidad de desarrollo, hasta agresiones
a la persona y su familia.
En otro artículo:
Dice:
“Personajes como Stalin, Franco y Hitler son
unos ejemplos históricos, en Venezuela tienen botones de muestra como el
fallecido Hugo Chávez y ahora el presidente Maduro ¿políticos actuales en
nuestro país enfermos? Usted juzgue sus personalidades y tendrá la respuesta,
me atrevo a decir que la tiene el 90% de la clase política mexicana, Owen dice
que dicha condición no es privativa de grandes personajes con puestos de primer
nivel, sino que se da en todos los niveles de la política con las mismas
implicaciones.”
Desafortunadamente esto no ocurre solamente en la política,
en todas partes se presenta el fenómeno de jefes que, aparentemente, han
desarrollado el síndrome de Hubris y muestran precisamente los comportamientos
citados.
Algunas preguntas interesantes son:
¿Qué se puede hacer? ¿Tiene cura o hay que esperar a que el
enfermo pierda su poder para que se recupere?
¿Cómo convivir con personas que padecen este síndrome?
Al acceder a un puesto de autoridad o poder, ¿es posible
evitar caer en estos comportamientos?
Al final se encuentra uno de los artículos escritos por David Owen.
Esperamos que este material sea útil.
Saludos.